viernes, 18 de noviembre de 2011

LAS 9 SEÑALES DEL HIJOPUTA.

Camilo José Cela, uno de los grandes literatos en lengua española hasta que la codicia y la avaricia se acostó con él, decía en una entrevista que la inspiración consiste en sentarte a la mesa de trabajo a la hora de siempre, con el papel y la pluma. Hoy me he levantado sin ganas de decir nada, otra de las premisas que Cela ponía para escribir. 

Estamos a tres días una de las más importantes y transcendentales jornadas electorales de este País, aún llamado España. No quiero escribir de política electoral, ni de la prima de riesgo, ni de la traición de los gobernantes a los ciudadanos. Me parece que mi mente está reflexionando, o se ha exilado a un desierto a ayunar, que falta le hace, y a hacer oración hasta el Domingo.

En su Mazurca para dos muertos”, creo que la obra más gallega de Don Camilo y la última que valió la pena leer, el narrador va enumerando a lo largo de varios capítulos y una a una las 9 señales del “hijo puta”, a saber:

La primera es el pelo ralo, la segunda la frente buida, la tercera la cara pálida, la cuarta es la barba por parroquias, la quinta son las manos blandas, húmedas y frías, la sexta es el mirar huido, la séptima la voz de flauta, la octava es el pijo flácido y doméstico y la novena señal del hijoputa es la avaricia.

No todos los “hijoputas” de Cela cumplen todas las señales, su mayor o menor grado de hijoputez vendría dado por el número de señales que tenga el estudiado. Lógicamente si queremos estudiar a los actuales líderes nacionales, mundiales o galácticos no estamos en condiciones de comprobar lo del pijo flácido, tampoco es cuestión de acercarse a Mariano o a Alfredo y tentarle la entrepierna, por ejemplo. Y claro, esa señal no valdría para valorar la calidad de la “hijoputez de Merkel o la Aguirre. 

Pero si uno se lee con detenimiento las 9 señales del hijo puta, cual número de la bestia, podrá hacerse una lista más o menos amplia de las personas que poseen esa cualidad. No voy a relacionar mi lista ni tampoco aclarar al lector si le tenté los bajos a alguien; pero sí diré, que una vez desmenuzada la lista, me vienen a la cabeza muchos de estos líderes, como si todos hubieran estudiado con mayor o menor aplicación el Master de “Hijoputez”.

Mi padre, nacido en Garachico (Tenerife) y después de vivir más de 40 años en Galicia llegó a combinar el humor canario con el gallego y como gran lector de Cela desmenuzaba aquellas novelas que le apasionaban. Todavía tengo en mi memoria las llamadas telefónicas a las 11 de la noche, vivo fuera de Galicia desde 1980, partiéndose de risa para leerme párrafos enteros de la Mazurca y aunque nunca me la mencionó seguro que también tenía su lista particular de “hijoputas”, pero su educación no le permitía enumerarlas.

Recuerdo que hay dos personas que mi Padre mencionaba mucho en sus llamadas nocturnas con críticas bastante ácidas; aun me lo imagino con las gafas encima de la frente y el periódico desmontado enfrente y riéndose por debajo para contarme tal o cual cosa de dos gallegos hoy líderes nacionales; uno dió el salto desde la presidencia de una diputación gallega a mayores cargos Autonómicos y Nacionales y el otro dio el salto desde su Arzobispado de Santiago de Compostela a mayores dignidades eclesiásticas. La educación que mi padre me dio, no me permite decir sus nombres.

Seguro que estaban en su lista.

A quince leguas de Pinto y 30 de Marmolejo, 17 de noviembre de 2011

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