El Blog de Juanvi: MENTIRAS TRANSPARENTES

“Las mentiras, hijo mío, se conocen en seguida, porque las hay de dos clases: las mentiras que tienen las piernas cortas, y las que tienen la nariz larga. Las tuyas, por lo visto, son de las que tienen la nariz larga." Geppetto a Pinocho
Las aventuras de Pinocho (Carlo Collodi)

Dicen los Evangelios que San Pedro negó (mintió), hasta tres veces, conocer a Jesús la noche en que éste fue arrestado. Pero según cuentan los textos bíblicos, arrepentido de aquella negación, su fe no volvió a flaquear.

Negar tres veces, o mentir tres veces, se queda corto para muchos políticos, además nunca se arrepienten públicamente y defienden su verdad hasta las últimas consecuencias. Además de no arrepentirse, al contrario del San Pedro de los textos religiosos, estos la única fe que tienen es en sí mismos.

Según la Real Academia de la Lengua Española mentir es: “Decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa. Inducir a error. Fingir, aparentar. Falsificar algo. Faltar a lo prometido, quebrantar un pacto.”

Mentir es una de las “cualidades” que parece que los ciudadanos achacan en masa a los políticos, pero ellos siguen mintiendo con esa cara de “mire usted, yo soy un político serio, míreme a los ojos y me creerán”, y por mucho que que mires esos ojos sabes que miente más que un bellaco. Y los ciudadanos, a sabiendas que les mienten, seguimos creyendo en ellos, como decía la canción del duo argentino-mexicano Sin Bandera que en “Mientes tan bien”, decían: “Mientes tan bien/ que me sabe a verdad/ todo lo que me das/y ya te estoy amando” . Y es que no podemos vivir sin ellos, o eso es lo que creen

Si tú le mientes a tu pareja y te pilla infraganti no vale aquello de “esto no es lo que parece”, y te pone de patitas en la calle. Con los políticos no pasa lo mismo, nos cuesta mucho ponerles las maletas en la calle. Hay pruebas en la historia de las democracias que lo demuestran. El abogado que defendió al Presidente de Estados Unidos de América Richard Nixon, en el caso Watergate, dijo de él “es el mentiroso más transparente que jamás conocí”. Buena definición, “mentiroso transparente”. Geppeto diría de los políticos que son de los que tienen la nariz larga.

Los que seguimos la política vemos como cada día mienten con una facilidad pasmosa, pero con transparencia, los ves en los medios diciendo mentiras muy gordas, con esa apariencia de seriedad y gestos graves que a veces piensas, ¿seré yo el equivocado y no estará mintiendo?.

George W. Bush mintió a sus ciudadanos y a todo el mundo diciendo que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva, y llevo a su país y a algún seguidor ingenuo, o interesado, a invadir Iraq y dejarlo arrasado, con miles de muertes propias y ajenas y en una situación social quizás peor que la anterior.

El actual, Obama, llego a la presidencia del país más poderoso del mundo pregonando el fin de los lobby en Washington o el cierre de la infame cárcel de Guantánamo, los lobby siguen ahí campando a sus anchas y la vergonzosa cárcel de Guantánamo encierra todavía a cientos de presos ilegales, como un gulag o un campo de internamiento de una dictadura férrea.

En la política española es famosa la promesa del PSOE de Felipe González con el “OTAN, de entrada no”, eso sí, cumplió con su palabra de realizar un referéndum pero no dijo que iba a defender la permanencia en ella. Fue famosa en aquellos días la canción de Javier Khrae “Cuervo Ingenuo”, censurada en los medios oficiales, en la que criticaba ferozmente este “asuntillo” de la política de Felipe.

Jose María Aznar, cuando ya había puesto los pies encima de la mesita de Bush diciendo aquello de: “estamos trabajando en ello”, nos llego a decir, a preguntas de su presentador de telediarios favorito, lo siguiente: “El régimen Iraquí tiene armas de destrucción masiva, puede estar Ud. seguro y pueden estar seguros todas las personas que nos ven, que les estoy diciendo la verdad”. Lógicamente mentía, lo sabía y era transparente, pero muchos se lo creyeron.

Los políticos, cuando mienten, se lo creen. Por eso son transparentes como decían de Nixon. Zapatero nos mentía a sabiendas, cuando durante más de seis meses negó la crisis. Otra vez San Pedro, si contamos las veces que la negó multiplicaría por 100 al primer papa. Pero es que muchos ciudadanos sabiendo que mentía le volvieron a votar, después se arrepintió y defendió la "fe en la crisis" hasta cambiar su talante socialdemócrata por otro neoliberal, siguiendo la máxima marxista, de Groucho Marx,: “yo tengo unos principios, pero si no le gustan tengo otros”.

Mintieron también Rajoy y Zapatero cuando nos colaron una Reforma Constitucional este verano con nocturnidad y alevosía, diciendo que era por el bien del País y negando que fue debida a una carta enviada por el dúo Merkosy amenazándonos con no se sabe que males bíblicos.

Ahora gobierna Rajoy, su discurso electoral se basó en el empleo, en la creación de empresas, en el crecimiento y en la no subida de impuestos. En su debate de investidura dijo cosas contrarias a lo que sabía, creía o pensaba y nos indujo al error cuando dijo que subía las pensiones sin decirnos que también les iba a subir a los pensionistas el IRPF, porque Mariano, que defiende a ultranza la teoría neoliberal, nos adoctrinaba meses antes con que la subida de impuestos es miseria y más paro, y lo primero que hace es subirlos, eso se llama faltar a lo prometido y quebrantar un pacto con sus electores.

Ahora mienten también sus Ministros cuando dicen que se han encontrado con un déficit superior al 6% que nos dio el Gobierno”. El PP antes de las elecciones sabía de sobra y hasta a algúno se le oyo decir que el déficit rondaba el 8%, tenían información de sus CCAA, información que estas, supuestamente, le ocultaron al Gobierno de la nación cuando cerraron el tercer trimestre. Es mas en los datos cerrados por la Intervención General del Estado a 31 de octubre, que fue los que se usaron para el traspaso de poderes, las CCAA seguían mintiendo. Tanto es así que de los 20.000M de diferencia de déficit, solo 2.000 M pertenecen al Gobierno Central, el 90% pertenece a las CCAA.

Las mentiras políticas deben estar en el capítulo I del Manual del Buen Político, junto con los abrazos efusivos a los compañeros de partido, calculando bien donde se le puede clavar la navaja cuando se precise o el aprenderse de memoria los argumentarios diarios, aunque digan muchísimas mentiras, o mejor, sobre todo cuando digan muchas mentiras. Pero eso sí, con transparencia, uno no puede perder la compostura ni en los peores momentos.